El estudiante de biología Luis Sibira encontró los primeros despojos ensangrentados en noviembre pasado: ocho flamencos rosados, sus pechugas y torsos cortados en ruedas, dejando sus cabezas, las patas y sus coloridas plumas esparcidas en el fango de la laguna Las Peonías, en el oeste de Venezuela.
Gustavo Ocando/El Nuevo Herald
La caza de flamencos es ilegal e inusual en la laguna, a menos de 200 millas de la frontera colombiana. Sibira, que por años ha estado estudiando las aves rosadas que anidan allí, nunca antes había visto nada ni remotamente parecido.
Desde entonces, sin embargo, ha visto por lo menos 20 casos similares, el más reciente en enero, cuando encontró varios cadáveres escondidos entre los arbustos, cerca de un cartucho usado de escopeta.
Venezuela sin equipos médicos por falta de repuestos
Pero esto no es simple caza furtiva, dijo. Tanto Sibira como otros investigadores de la Universidad Zulia –una universidad pública de Maracaibo– están convencidos de que las aves protegidas se han convertido en las últimas víctimas de la creciente crisis del hambre en Venezuela. La gente se ha vuelto tan desesperada, dijo, que están matando y comiendo flamencos.
Existen otros indicios de que la escasez de alimentos ha llevado al sacrificio de animales que no se consideran generalmente comestibles – osos hormigueros gigantes, por ejemplo. Los investigadores universitarios –biólogos y estudiantes de biología– dicen que han mantenido registros para demostrar que decenas de criaturas de movimientos lentos, clasificados como “vulnerables” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, también han sido sacrificados para comer.
La ‘dieta Maduro’
Bajo la presidencia de Nicolás Maduro, el país, una vez rico, ha estado sufriendo la peor tasa de inflación del mundo, cerca del 700 por ciento el año pasado, según el Fondo Monetario Internacional. Una encuesta realizada por tres universidades de Caracas encontró que al 87 por ciento de los venezolanos en el 2015 no les alcanzaba el dinero para comprar suficientes alimentos para sus familias. No tener suficiente para comer se ha vuelto tan común que incluso tiene un apodo: “la dieta Maduro”.
Ricardo Boscan, jefe del departamento de recolección de desechos de Maracaibo, dijo que seis de cada 10 bolsas de basura o botes de basura están siendo saqueados por personas hambrientas.
En el pantano de Los Olivitos, un refugio de 125 millas cuadradas cerca de Las Peonías, viven al menos 10,000 flamencos, uno de los tres únicos lugares en Venezuela. Se sabía que los locales se comían sus huevos, pero matarlos para comérselos era algo inaudito. Los indígenas de la zona, principalmente las familias Wayuu, niegan haber matado a las aves.
Necesidad de proteínas
Los profesores de Zulia, entre ellos Viloria, Tito Barrios, Angélica Barrios y Miguel Ángel Campos, dicen que también están registrando docenas de casos de osos hormigueros gigantes muertos para comer. El oso hormiguero gigante está siendo cazado en poblaciones ya empobrecidas en la margen oriental del lago Maracaibo, confirmó Viloria después de numerosas visitas a la región.
Los hormigueros son animales lentos y relativamente dóciles, a pesar de sus garras y miradas amenazantes. Pueden ser capturados fácilmente por grupos de dos o tres personas con palos.
“En Francia, comen caballos, y en China, comen perros y gatos, pero después de ser criados de acuerdo con los programas sanitarios”, dijo Hernández. “En nuestro país, estos animales están siendo cazados en la naturaleza o en las calles y no pueden ser consumidos por los humanos”.
Vida en las calles
Luis Enrique Guerra, un muchachito flaco de 12 años, nada todas las mañanas en las aguas contaminadas del Lago de Maracaibo con sus amigos. Viven en las calles y tratan de encontrar pequeños trabajos en tiendas cercanas. Pero cuando no hay dinero ni trabajo, cazan.
“He matado como 20 palomas”, dijo, orgulloso de sus habilidades. “Ayer maté un pato en el agua. Trató de morderme, pero le viré el pescuezo con mis manos”. Él y su equipo persiguen loros, pollos, cangrejos y caracoles para cocinar con leña en ollas oxidadas.