Marc Quinn es un artista británico de 53 años que dedica su vida al arte contemporáneo. Su inspiración artística nace de la necesidad de explicar que siente una persona al vivir en este mundo.
Le interesan las relaciones entre el hombre y la naturaleza, la belleza del hombre y sus deseos y cómo reacciona ante ellos. Su trabajo está profundamente conectado con el paso del tiempo y el arte como un contador de historias.
“Lo más estimulante para mi es el color y la textura. Cuando era niño cree un pato con Marzipan, estaba tan fascinado por el resultado que quería que el pato fuera parte de mí así que me lo comí. Esta sensación de transformar algo que me fascina en una parte de cuerpo fue lo que me impulsó a todo esto.”
Arte hecho son su propia sangre
Uno de los proyectos más ambiciosos del artista es trabajar con su propia sangre como material principal. Las obras son tituladas “Self” y hacen referencia a su propio “yo”. Crea moldes de su rostro con yeso y luego los mezcla con su propia sangre, con el propósito de que se deterioren con el tiempo con la descomposición del tejido, tal como lo haría en la vida real.
Trata de resolver este acertijo que enloquece a todo el que lo intenta
Pese a que están congeladas, el artista asegura que hay variaciones constantes en sus obras y eso es justamente lo que considera fascinante.
El proyecto comenzó en 1991 y hasta el momento ha utilizado 22 litros de su sangre (extraídos gradualmente y con la supervisión de un médico). Hasta ahora cuenta con 4 mascaras faciales de sí mismo que son expuestas en unos cuadrados especiales que las mantienen refrigeradas.
Una de las galerías de arte más famosas de Londres “Saatchi” compró una para su exposición permanente y costó trece mil libras, después la vendieron a un coleccionista estadounidense por un millón y medio de libras.
Las variaciones en las tonalidades de las esculturas se debe a la tecnología de cada una de las neveras de conservación, el artista recientemente diseñó con un conjunto de expertos un cuadrado diseñado para mantener el vidrio sin empañar y la obra lo más intacta posible, sin el granizado ni la nubla característica del frío.
Vía Culturizando