Más pacientes y familiares acuden a los módulos de salud en Ciudad Guayana para buscar el tratamiento contra el paludismo, sin recibir la medicación completa. Los testimonios coinciden: ocho días y hasta por dos semanas van a los módulos, reciben con suerte tres de las 14 pastillas que deberían ingerir según el tipo de malaria. Otros reportan recaídas en tres, seis y hasta siete veces en lo que va de año. Reseñó El Diario del Caroní.
“Estoy desesperada porque mi papá se me está muriendo de paludismo y no le dan el tratamiento, no hay ni con qué hidratarlo, lo hidratamos con agua de coco. Aquí no le dan prioridad a las personas mayores, mi papá tiene 65 años, ni a los que están descompensados”, denunció Yuletzis García, mientras su padre, quien ha padecido de malaria en tres oportunidades, permanecía acostado en una loza a las afueras del módulo de Manoa en San Félix, lugar que compartía con otros pacientes que no resistían los efectos del paludismo por la alta fiebre y los escalofríos.
El 3 de noviembre fue activado un plan de contingencia por 72 horas en el estado Bolívar, para lo cual contaban con 200 mil tratamientos para la malaria, según indicó la viceministra de Salud, Moira Tovar. Sin embargo, esto fue apenas un espejismo ante la cantidad de casos acumulados, los nuevos, autóctonos, recaídas y recrudescencias que se reportan en el estado Bolívar, cifra que supera las 300 mil personas, según el informe de la Sociedad Venezolana de Salud y la Red Defendamos la Epidemiología, con base en datos -no publicados del Instituto de Salud- de la semana epidemiológica 42.
Constantes recaídas
Jhonny González habita en la vía a Caruachi, donde asegura existe una crisis por paludismo. Es trabajador del campo y esta es la séptima vez que sufre de paludismo. Atribuye esto precisamente al tratamiento incompleto, pues aunque la viceministra había asegurado que entregarían la medicación completa, denuncian que siguen recibiendo tres pastillas.
Nuevo intento de diálogo buscaría legitimación de la deuda
Al regresar a los módulos para las dosis faltantes, les dicen que no hay. Pasan los días y se pierde el efecto de las ya tomadas.
“En Caruachi hay bastante gente con paludismo. Ahorita estamos toda la familia con paludismo, mi esposa, mi hija, y no nos dan solución, no hay ni para hacer una prueba. Si seguimos así, nos vamos a morir como unos perros”, agregó González.
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