Si es verdad aquello de “es la economía, estúpido”, la hiperinflación que arropa a Venezuela debería ser más que suficiente para señalar el fin de un modelo de dominación social que ha devastado al país en dos décadas con la llegada de la “revolución bonita”.
Jackly Peña / Venezuela Al Día
La inflación y la escasez han afectado desde hace un tiempo a la Iglesia católica ya que dos artículos imprescindibles para celebrar la eucaristía se encuentran muy costosos o escasos. Uno de ellos es la hostias sagradas (un trozo de pan ácimo de harina de trigo con forma circular que se ofrece en la eucaristía o misa cristiana).
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Actualmente el pan que se ofrece como símbolo de comunión, se mantiene escaso es por ello que la Iglesia ha recurrido a diversas alternativas para asegurar las provisiones, sin embargo, suelen mantener muy pocas cantidades. Al respecto, la harina de trigo utilizada para realizar las hostias es importada y está escasa en el país.
El vino de consagrar, también utilizado durante la eucaristía y el cual representa la “Sangre de Cristo”, es otro que no se consigue en un local cualquiera en la capital. Gracias a la devaluación monetaria y el incremento de precios en los productos se hizo excesivamente costoso. Este vino se encuentra en un precio inalcanzable.