En algún momento de la historia Venezuela fue el país de las oportunidades y además el de mejores lugares donde divertirse en América Latina a un buen precio, en una época donde Venezuela era sinónimo de disfrutar de lo mejor. Pero llegó la revolución y poco a poco fue acabando con eso, quitandole a los venezolanos desde la paz hasta las diversiones más sencillas.
Mauricio Santori/Venezuela al Día
Pero no todo tiene que terminar allí, pues aunque una salida sencilla pueda llegar a ser costosa, los venezolanos son conocidos por ser trabajadores y creativos por lo cual se puede hallar una opción para despejar la mente, salir de la rutina y olvidarse, al menos por un rato de la situación del país.
Ir a la playa
Una creencia popular es que la playa es el lugar más barato para disfrutar un día en familia y si bien es cierto, aunque es la más accesible hay que tener en cuenta los gastos, pues van desde el pasaje, si no se cuenta con carro, hasta el alquiler de sillas, pasando por la comida que se lleva (ya no es posible comprar afuera) y alguna bebida espirituosa.
La primera opción, al menos para los caraqueños son las frescas playas del estado Vargas al que se puede llegar fácilmente tomando un autobús desde el centro de la ciudad capital, a las afueras de la estación del metro Capitolio y aunque a veces puede ser complicado el transporte con menos de 100 mil bolívares se puede cubrir.
Triste realidad: Emigrantes venezolanos sin “medio en el bolsillo”
¿Cuanto se puede gastar yendo a la playa?, fácil el precio de los pasajes entre 30 y 80 mil bolívares, más el alquiler de un toldo y par de cillas entre 100 y 250 mil (los fines de semana con promociones donde se consigue hasta en 80 mil) y algo de comida entre 900 a un millón y medio de bolívares para dos personas.
Ir al cine
Otra de las opciones más cómodas al bolsillo podría ser el cine, que cuenta con salas en casi todo el país y en Caracas es fácil llegar hasta cualquiera haciendo uso del metro, además hay estrategias que pueden funcionar para ahorrar algo de dinero entre ellas está ir los “lunes solidarios” que ofrecen las principales cadenas del país donde los boletos son a mitad de precio. Para los estudiantes están los jueves donde se les descuenta un porcentaje.
Escogida la película toca buscar que comer, antes de que la crisis apretara algunos ya ahorraban comprando chucherías fuera del establecimiento del cine, pero si de cotúfas y refresco se trata el combo se puede conseguir entre 350 y 500 mil bolívares que sumado a los 95 mil de la entrada una pareja gastaría no más 600 mil bolívares en una salida casual, un total bastante económico comparado con otras diversiones.
Salir a comer
Una salida norma es ir comer algo antes, entre o después de alguna de las dos opciones anteriores, ahora es un poco más cuesta arriba pero no imposible. Un perro llega a los 100 mil y una hamburguesa roza los 500 más refresco o malta una pareja podría gastar hasta un millón 200 mil bolívares en una cena rápida en la calle.
Si la opción es más refinada, un restaurante es la opción y los platos van desde 820 mil hasta 3 millones dependiendo de lo selectivo de los comensales.
Más allá de la comida otra opción es un postre, quizás un helado para disfrutar en pareja o en familia no gastando más de un millón de bolívares. En cuanto a la comida hablar de millones es cada día más común.
De cualquier modo, no se puede perder la esperanza aunque la situación apriete y en ocasiones se vea ahogado el poder adquisitivo del venezolano. Quizás ya no pueda ser una vez a la semana, pero hace falta que al menos una vez al mes las familias, las parejas y los allegados se reúnan y pasen un momento agradable que les libere el estrés de la crisis.