Fue un secreto a voces durante más de dos décadas, pero en febrero de 2013, Jhon Jairo Velásquez, alias Popeye, el jefe de sicarios del capo colombiano Pablo Escobar lo confirmó: un jefe narco mexicano traicionó y desafió a su patrón, robándole 12 toneladas de cocaína.
Se trataba ni más ni menos que de Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos”, el jefe del Cártel de Juárez, quien con su osadía estuvo a punto de detonar una guerra entre su organización criminal y el Cártel de Medellín ante los deseos de venganza de Escobar.
Sin embargo, era justo en ese tiempo en que las autoridades de Estados Unidos y Colombia lo tenían en la mira.
“Podría ser su más grande hazaña, robarle a un personaje de ese calado como Pablo Escobar”, expresó a Infobae, Vicente Sánchez, investigador del Colegio de la Frontera Norte, en Tijuana.
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La relación entre los dos capos se inició en 1988, cuando los envíos de cocaína de Escobar hacía EEUU estaban en la mira de todos, por ello necesitaba establecer nuevas formas de mover el producto.
El mexicano le ofrecía una ruta para transportar la droga por mar, sin mencionar que también ponía a su disposición la flotilla de aviones que lo hizo famoso.
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