Las redes sociales son interpretadas por muchos como un nuevo método amarillista para dar a conocer la realidad. Por otros, se han convertido más bien un lugar de desahogo y de encuentro. En Venezuela, son vistas como una ventana hacia la libertad de expresión, que crece cada día en medio de la censura.
Raylí Lujan / Venezuela al Día
La diáspora venezolana y sus múltiples historias han logrado salir a la luz gracias a ese sacudón digital. La empatía, la solidaridad y las ganas de ayudar han enseñado su mejor cara. También el dolor y la incertidumbre que deja el sabor de emigrar han hecho acto de presencia.
Los actos de xenofobia, aunque han sido minoría, se mantienen latentes en estos portales de comunicación. Ante estas acciones, artistas, periodistas y hasta ciudadanos comunes han emprendido campañas que buscan detenerlas.
Rodrigo Martínez es uno de ellos y con su viral video sobre el comportamiento de sus connacionales peruanos hacia venezolanos que residen en ese país, logró tocar fibras, sin siquiera planificarlo.
Este músico y presentador de televisión, de nacionalidad peruana, vio la necesidad de expresarse a través de un video tras recibir un mensaje vía Facebook sobre la convocatoria de una marcha contra la llegada de venezolanos a Lima.
“De una manera muy desleal, de verdad me dolió la manera en que me habló esta persona y le dije que era una persona negativa, que siempre estaba haciendo cosas que perjudican a los demás, en lugar de buscar de hacerlos sentir bien. Lo eliminé de mi Facebook y agarré mi teléfono y empecé a decir todo lo que estaba diciendo sin tener la mas mínima idea de que iba a tener la repercusión que tuvo”, revela Martínez en entrevista exclusiva a Venezuela Al Día.
Este material audiovisual comenzó a circular rápidamente en todas las redes sociales con miles de visualizaciones, a mediados de agosto. En el, Rodrigo comentaba el poder que tiene “dar la mano y dejar a un lado la división de razas, colores, credos, países y fronteras”. Daba su apoyo a los migrantes venezolanos que obligados a abandonar su país en crisis, hoy hacen en vida en otros territorios de la región y el mundo.
“La coyuntura envuelve por completo esta temática que a su vez se ha vuelto una problemática y no debería. Veo a un montón de venezolanos que están trabajando aquí y otros que llegan todos los días y no tienen idea de qué es lo que pueden hacer. Muchos peruanos se han sentido incómodos y es cuando empiezan estos ápices de xenofobia en Perú o en cualquier parte de mundo, que lo que hace es menguar las ganas de la gente que viene con una mano atrás y otra adelante a buscárselas aquí y que además tienen que lidiar con el hecho de sentirse rechazados, de no poder levantar la cabeza ni desarrollarse como quisieran”, destaca Rodrigo Martínez, quien ha podido ver de cerca estos casos y escuchar sus testimonios.
Rodrigo cuenta entre sus grupos de amigos a varios venezolanos. Le sorprende la alegría del gentilicio, “el corazón abierto que siempre tienen, esa sonrisa que contagia a pesar de las circunstancias”.
“Son muchas las cualidades lindas de los venezolanos (…) Creo que nosotros podemos aprender de ellos y ellos también pueden hacerlo de las virtudes del pueblo venezolano. Sé que ya es difícil tener que salir por necesidad de tu hogar, tu familia, a un lugar donde no conoces nada y tener que lidiar con el rechazo.
Por eso, traté de darles un abrazo mediante ese video. Que sepan que todos sus aportes son válidos para mejorar”, resalta.
En medio del optimismo, este joven peruano también siente preocupación por aquellos mensajes de rabia que recibió de parte de sus compatriotas. “Se han dirigido en mis redes sociales para insultarme, despotricarme con los peores adjetivos que se pueden imaginar. Hablando sin razón o conciencia del verdadero trasfondo de este video, arraigados en el fundamentalismo de que ellos son peruanos y tienen la prioridad y que no debería dársele la mano si no es un peruano. La idea no era poner lugares en un podio, sino que bonito el hecho de poder dar la mano”, añade.
Martínez considera que la pobreza que aún azota a localidades de Suramérica está altamente relacionada con los actos de xenofobia. “Es difícil aceptar que se tenga que dar la mano a ciudadanos de otro país cuando ni siquiera se han solucionado los problemas propios”, expone.
Sin embargo, cree posible un movimiento superior que involucre a más influencers, músicos y artistas que puedan ser ejemplos del cambio que se necesita para rechazar la xenofobia. “Con acciones, con mensajes de alientos, con donaciones y sobretodo con la no indiferencia”, señala.
Y aunque se siente cómodo con este activismo social, todavía no quiere adelantarse a algo que aún no se sienta capaz de lograr. “A raíz de esto, he sentido la convicción de que se puede llegar a muchas personas cuando se hacen las cosas con el corazón (…) no le tengo miedo a la polémica, ni al ajetreo de tener que enfrentarme a gente que no esté de acuerdo conmigo, siempre con respeto”.
Martínez invitó a los venezolanos que van camino a Perú a mantenerse valientes, esperanzados y preparados. “Tengan en cuenta que el tema de las leyes es cuadriculado y no se va a resquebrajar por dolor, pena o compasión. Tengan sus papeles a la mano, sus antecedentes penales y sepan que si es así, las puertas de este país siempre van a estar abiertas. Mucha fuerza, que esto acaba pronto. Y como siempre digo, Vamos Vinotinto que yo estoy contigo.