La Iglesia Católica desde el principio estuvo presente en la dirección de los países y fue hasta el siglo pasado que varias naciones decretaron la separación de Iglesia y Estado. Venezuela no quedó fuera de esto; sin embargo, la actuación de la Iglesia católica no fue relegada sino que se ha mantenido en la “sombra” y su influencia sobre la población, en nombre de la religión, ha sido un gran apoyo para las diferentes organizaciones políticas.
Redacción Venezuela Al Día
La intervención de la Iglesia para influenciar en las decisiones políticas de la ciudadanía tiene grandes efectos, ya sean positivos o negativos. En 2010 la Santa Sede publicó un libro titulado: “Cristianos y musulmanes: juntos para vencer la violencia entre fieles de religiones distintas”. Allí, la Iglesia admitió (anteriormente ya lo había hecho el propio papa Benedicto XVI) la “manipulación de la religión con fines políticos o de otro tipo” como una de las causas de la violencia entre fieles de distintas religiones.
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La Iglesia como fiel luchador del respeto a los derechos humanos, interviene directa o indirectamente, a través de los sacerdotes y demás religiosos, cuando considera que un gobernante esta atentado contra la dignidad humana. Esto ha sido parte de los argumentos usados por la Conferencia Episcopal Venezonala (CEV) en sus diferentes comunicados para intervenir en la política del país.
En estos comunicados, la CEV ha llamado al laicado católico (sus fieles) a luchar por el restablecimiento del orden político y constitucional en el país; debido a que considera -al igual que la oposición política- que tanto los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro han causado graves malestares a la población. Estos llamamientos generaron y siguen generando fuertes improperios por parte del gobernante “socialista” de turno.
A días de que expirara el gobierno de Chávez y comenzará uno nuevo para el que había sido reelecto y cuando Nicolás Maduro estaba como presidente interino ante la ausencia de Chávez; el 7 de enero de 2013, monseñor Diego Padrón, entonces presidente de la CEV, coincidió con los argumentos esgrimidos desde la oposición al afirmar que “el Gobierno no le ha dicho al pueblo toda la verdad a la cual tiene derecho (…) solo le ha comunicado, con evidente dificultad, su verdad política”.
Actualmente, la Iglesia católica aglomera el 98% de la población en Venezuela. Es decir, la Iglesia en el tema político pudiera tener gran influencia tanto en opositores como en oficialistas, es por ello que con la actual crisis política es la Iglesia católica la institución con mayor credibilidad en el país.
Diferencias políticas entre obispos
La Iglesia católica se ha caracterizado por ser una institución poderosa y de estar en contra de las políticas del socialismo, marxismo y afines. Esto significa que la Iglesia católica en Venezuela, en su mayoría y desde siempre, ha sido un férreo opositor tanto del gobierno de Chávez como del actual dirigido por Maduro.
El 15 de enero de 2018, Maduro llamó a la Fiscalía, a la Contraloría y al TSJ a “revisar las homilías” del arzobispo de Barquisimeto, monseñor Antonio López Castillo, y del obispo de San Felipe, Víctor Hugo Basabe, que celebraron misas durante la procesión de la Divina Pastora en la capital del estado Lara, para verificar si cayeron en “delitos de odio”.
Tanto López Castillo como Basabe clamaron porque se acabaran el hambre y la corrupción. El mandatario, también aseguró que, con estas declaraciones, los máximos representantes de la Iglesia quieren “generar enfrentamientos entre los venezolanos, violencia, muerte, exclusión, persecución, como sucedió durante la guarimba”.
Cabe destacar que aunque la Iglesia esta en desacuerdo con las políticas marxistas, sí hay obispos venezolanos que han apoyado a Chávez y Maduro. Lo que ha creado una atmósfera de rechazo entre la misma CEV contra ellos, a quienes consideran “falsos pastores” o simplemente no son tomados en cuenta dentro de las decisiones importantes de la Iglesia venezolana.
Tal es el caso del sacerdote Numa Molina, quien asistió en agosto de 2017 a la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) -rechazada por la CEV, al considerarla ilegítima-. Allí, bendijo el recinto y a todos los constituyentistas: “Los miembros de esta Constituyente son hombres y mujeres de esperanza”, afirmó.
Intervención en diálogos y procesos políticos
La Iglesia católica ha actuado en diversas ocasiones como mediador para el dialogo político en Venezuela, un mecanismo actualmente descalificado; debido a que ha sido usado para dormir insurrecciones contra el régimen de Maduro. En abril 2014, durante las protestas multitudinarias contra Nicolás Maduro, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) envió una comisión de cancilleres y el Vaticano consignó un representante apostólico; fue con la última intervención que la oposición aceptó y se entablaron las supuestas negociaciones.
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El 30 de octubre de 2016 se restableció nuevamente el debate para “pactar la paz”, en este momento el comisionado elegido por el Vaticano fue Emil Paul Tscherrig. Este proceso se alargó por varios meses y posteriormente se incluyó la intervención del Nuncio Apostólico del Vaticano en Venezuela, monseñor Aldo Giordano; quien denunció la falta de seriedad en el proceso y en una oportunidad aseguró que “el futuro del diálogo es oscuro y no se le ve futuro”.
Sin embargo, la participación de la Iglesia en la política de Venezuela quedó fuertemente evidenciada durante los sucesos del intento de Golpe de Estado contra Chávez en el año 2002. Durante estos sucesos, sindicatos y organizaciones políticas contaron con el apoyo e influencia de la Iglesia. De hecho, en un acuerdo, denominado “bases para un acuerdo democrático”, que buscaba forzar la salida de Chávez, fue firmado por representantes de la Iglesia venezolana.
Cuando ocurrió el Golpe de Estado, el 11 de abril de 2002, fue el actual Cardenal monseñor Baltazar Porras Cardozo quien acompañó a Hugo Chávez durante su salida temporal del poder. En esa reunión, años después, Porras Cardozo confesó que el mandatario le pidió que lo “salvara”.