El imperio de las farmacéuticas es un verdadero monstruo corporativo con miles de millones de dólares de ganancias anuales que les permite manipular resultados de investigaciones y destinar un presupuesto mayor a las áreas de su interés y éstas no son precisamente la salud de los pacientes en el mundo.
Redacción Venezuela al Día
Según observaciones de investigadores acerca del desempeño del área de la Salud a nivel mundial, demasiados tratamientos que no ofrecen ninguna mejoría a los pacientes siguen recibiendo prescripciones por parte de médicos colegiados que en la mayoría de las ocasiones conoce muy bien de la ineficacia de los mismos.
Ello a pesar de que las aseguradoras “costean” los tratamientos médicos que permiten a sus asegurados restablecer la salud y mantenerse sanos por el mayor tiempo posible.
Sin embargo, la mayoría d los tratamientos resultan en muchos casos inocuos para atacar realmente una enfermedad y allí entran en juego la posibilidad de que se trate de aplicación d tratamientos basados en medicamentos cuya eficacia no ha sido suficientemente probada.
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— Venezuela al Dia (@venezuelaaldia) September 6, 2019
De entrada, ello no perjudica ni a las farmacéuticas que producen los medicamentos ni a las aseguradoras que cubren los costos hasta agotar los límites de las pólizas contratadas por los pacientes, agotada la cobertura de la póliza, se inicia un proceso de cargos automáticos en caso de que el paciente continúe en tratamiento.
El British Medical Journal analizó las pruebas de miles de tratamientos médicos para evaluar los que ayudan y los que no. De acuerdo con este análisis, existen pruebas de que solo un poco más del 40 por ciento de ellos aportan algún beneficio.
Solo el tres por ciento son ineficaces o dañinos; es poco probable que un seis por ciento más sean útiles. Pero un enorme 50 por ciento no tiene una eficacia conocida. No hemos hecho los estudios pertinentes.
En algunos casos, cuando se trata de padecimientos que no han sido suficientemente estudiados y para los cuales se llegan a utilizar medicamentos experimentales, cuando no existe una cura conocida para una enfermedad fatal o incapacitante, intentar algo que no es seguro —mientras se reúnen las pruebas— es un método aceptable, siempre y cuando el paciente esté informado y otorgue su consentimiento.
Jason H Wasfy profesor adjunto de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard y cardiólogo en el Hospital General de Massachusetts asegura que “Tenemos muchos tratamientos eficaces, muchos de los cuales en un principio fueron experimentales”, luego puntualiza “Pero no todos los tratamientos experimentales resultan ser eficaces, y muchos no son mejores que las alternativas existentes. Es importante recabar y analizar las pruebas para que podamos dejar de hacer cosas que no funcionan y reducir al mínimo los daños al paciente”.
Con información de eluniverso.com.