La muerte de uno de los mejores y más carismáticos futbolistas de la historia, ocurrida miércoles en su casa de los suburbios de Buenos Aires, disparó hondas reacciones y homenajes en todo el mundo, incluyendo a mandatarios y al Papa Francisco.
Vía Reuters
Después de un masivo y desordenado velatorio en la casa de Gobierno, el cuerpo del ícono fue trasladado a un cementerio privado de Bella Vista, en los suburbios de Buenos Aires, en medio de miles de personas que, apostadas al lado de la ruta, saludaban el paso del cortejo.
En una breve ceremonia con unas pocas decenas de amigos y familiares como sus hijos y su exesposa -y sin acceso a la prensa-, Maradona fue enterrado junto a sus padres, según las tomas de algunos canales locales de televisión.
“Maradona es lo más grande que me pasó en la vida. Lo quiero tanto como a mi papá y es como que se murió mi viejo (padre)”, dijo con lágrimas en los ojos Cristian Montelli, un empleado de 22 años con un tatuaje de la cara de Maradona en una pierna, que esperaba para despedir al ídolo.
El emotivo velatorio concluyó abruptamente debido a los incidentes que se produjeron cuando una fila de aficionados de más de dos kilómetros en el centro de Buenos Aires buscaba despedir a Maradona antes de que lo llevaran a su lugar de entierro.
Las fuerzas policiales dispararon balas de goma y gases lacrimógenos a la multitud en algunas de las principales avenidas de la ciudad, mientras que la Casa Rosada se colmó de hinchas exaltados que llevaron a las autoridades a suspender el homenaje público por seguridad.
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