Son cerca de 100 kilómetros los que separan la comunidad pesquera de Güiria, en el extremo noreste de Venezuela, de Puerto España, la capital de Trinidad y Tobago.
Precisamente, lo que han hecho los miles de venezolanos que se han aventurado a cruzar el golfo de Paria para llegar a la isla de Trinidad.
Lo hacen huyendo de la pobreza, el desempleo y la falta de servicios que persisten en el país sudamericano y que se han acentuado con la pandemia de covid-19.
Muchos han muerto en un goteo de casos que raramente genera tantos titulares como el del fin de semana, cuando la Guardia Costera trinitaria indicó en un comunicado que había recibido información sobre once cadáveres que fueron encontrados el día anterior en aguas cercanas al pueblo de Güiria.
Poco después, las autoridades venezolanas corroboraron la noticia mediante otro comunicado, en el que además agregaron que habían hallado otros tres cuerpos sin vida, elevando la cifra de muertos a 14.
Una peligrosa travesía
El tramo de Güiria a Trinidad es sumamente complicado.
Primero se debe llegar a Macuro, una pequeña y remota localidad cuya única vía de acceso es marítima, de allí las embarcaciones se lanzan al mar con la esperanza de llegar al otro lado
Para completar el viaje que dura poco más de dos horas es necesario atravesar una zona «muy peligrosa» llamada La Boca del Dragón, una serie de estrechos que separan el golfo de Paria del mar Caribe.
Conéctate con nosotros y suscribete a nuestro espacio en Telegram https://t.me/VenezuelaAD